El astrofísico Donald Kessler, empleado de la NASA,
en 1978 se dio cuenta por primera vez del grave problema que había
en el espacio. Había estado
observando que alrededor de la Tierra orbitan gran cantidad de restos de forma
descontrolada, procedente de satélites en desuso, partes de cohetes, herramientas
que perdieron los astronautas, gotas de combustible que se han congelado y
pintura que se descascarilla de las sondas. Pero sobre todo son partes de
satélites que han chocado unos con otros y han acabado destruidos generando a
su vez más basura.
Dentro de cien años, ya no podremos poner en órbita más
satélites ni viajar al espacio ya que se habrá
vuelto demasiado peligroso porque
resultará muy difícil no chocar con alguna pieza, ya que
hay mucha cantidad y van a gran velocidad.
Se están creando diferentes sistemas de limpieza de basura
espacial para acabar con este problema.
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