Una
bolsa capaz de resistir la onda expansiva de una bomba y las llamas. Esta es la
solución que ha propuesto un equipo internacional de científicos que estudia si
es posible evitar que una bomba destruya un avión en vuelo. La idea está
todavía parece que tardar mucho en perfeccionarse, pero ya está en desarrollo,
y en una de sus pruebas ha resultado satisfactoria.
En esta prueba, usaron un
Boeing 747 y un Airbus 321 aparcados en tierra y dentro de ellos situaron una
maleta con una bomba. En uno de ellos el equipaje se dejó tal cual, en el otro
el espacio de la bodega se bordeó con la bolsa del tejido resistente. Mientras
que en el primer caso la detonación hizo un agujero en el fuselaje, en el
segundo la estructura de la aeronave se mantuvo íntegra. El problema que existe
según los detractores de la Fly-Bag, es que hay partes mucho más vulnerables de
un avión que la bodega de equipajes. Eso, claro está, y que es difícil realizar
el mismo experimento en altura. 

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