Hay personas que son capaces de escuchar colores, ver sonidos o incluso sentir sabores, estas personas son conocidas como sinestésicas y realizan estos actos de manera involuntaria. Se tratan de interferencias producidas en determinados actos perceptivos y que solo lo experimenta un 3% de la población.
Para poder sentir como olfatea la vida una persona sinestésica, el ingeniero aerospacial Zachary Howard diseñó una máscara compuesta por tres dispensadores de aromas distintos, en el que el color azul huele a lavanda, el rojo a pomelo y el verde a pino. Además se compone de un sensor en el dedo que detecta el color que se toca y lo envía a un procesador en un brazalete conectado a la máscara.
El procesador coordina la liberación de las esencias y dos ventiladores llevan el olor hasta la nariz. Tres servomotores abrirán los dispensadores de los aromas en la proporción que indique el chip.
Según su creador al tocar una pared de color gris, el olor que se produce es desagradable.
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