La medusa Turritopsis
nutricula tiene una singular característica que la diferencia del resto de animales,
y es que con apenas medio centímetro de longitud es capaz de regresar a su
forma juvenil, según los científicos, un número de veces ilimitado. Esta hazaña
la consigue a partir de un fenómeno llamado transdiferenciación, que ocurre por
ejemplo cuando un órgano dañado reconstruye sus tejidos. Desde los años
noventa se le ha sometido a estudios de todo tipo para tratar de arrancarle el secreto de su
inmortalidad, hasta ahora sin éxito. La parte negativa es que, como
supuestamente no mueren, el número de medusas de esta especie está creciendo,
protagonizando así una invasión silenciosa por todos los océanos.
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