El Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) ha conseguido crear un dispositivo compuesto por bacterias modificadas genéticamente y un chip electrónico de un tamaño reducido para poder ingerirse y que así, este detecte problemas en el tracto gastrointestinal, evitando pruebas costosas y molestas para el paciente como las endoscopias.
Además esta píldora es capaz de mandar, casi en tiempo real el diagnóstico a un dispositivo móvil, lo cual es mucho más cómodo tanto para el médico como para el paciente.
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