miércoles, 26 de abril de 2017

UNA NUEVA ESPECIE DE BACTERIA

El 10 de octubre de 2011 un volcán submarino erupcionó en el Mar de Las Calmas, Canarias, y generó una enorme salida de gases que se pudieron ver desde la superficie, en forma de mancha verde.
La erupción afectó al fondo marino, permitió el nacimiento de un nuevo volcán llamado Tagoro y tuvo un gran poder destructivo en los alrededores.
En la zona se acumularon importantes cantidades de gases tóxicos para la mayoría de los organismos.

En octubre de 2014, un vehículo (ROV) bajó al fondo para examinar las consecuencias de la erupción. Los investigadores encontraron unos filamentos que cubrían una amplia zona, llamados «cabellos de Venus». Después de analizarlos en profundidad, descubrieron una nueva especie de bacteria, llamada Thiolava veneris, y todo un ecosistema basado en esta bacteria.

Esta nueva bacteria es muy similar a otra más conocida por los científicos, conocida como Thioploca auracae, bacteria que vive en los fondos no muy profundos del mar, y que está asociado a zonas de afloramiento, donde hay abundancia de nutrientes, o chimeneas volcánicas, especializada en consumir sulfuro de hidrógeno como fuente de energía.
La nueva bacteria, es muy similar pero no solo aprovecha el sulfuro de hidrógeno, sino que también puede usar la materia orgánica, el nitrato y el oxígeno; además alimenta animales.

Muchas preguntas aún no pueden ser contestadas, pero parece ser que después de una destrucción del fondo del mar, la vida es capaz de abrirse camino rápidamente.

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