Correr supone una actividad habitual en la mayoría de ciudades del mundo.Pero con la contaminación que emiten los vehículos los corredores se encuentran con un escenario no muy adecuado para la práctica deportiva. Sin embargo, un estudio realizado por varias universidades y varios centros de investigación ha demostrado que los beneficios que produce el ejercicio físico son superiores a los perjuicios de la contaminación.
Si la localización de partículas en suspensión en el aire no resulta una excusa para dejar de hacer ejercicio físico por la ciudad, los expertos defiende que las políticas se pueden enfocar en promover el deporte y la movilidad sostenible en la ciudad.
El 50% de las partículas en suspensión se produce con el desgaste de frenos y neumáticos. Los metales pesados altamente tóxicos y el plástico que forma el engomado de las ruedas se volatilizan y son respirados de la misma forma que los gases nocivosque provienen del tubo de escape. Un mayor número de coches de ingeniería eléctrica disminuiría en mayor cantidad la contaminación acústica y parte de las emisiones pero no eliminaría los “problemas de accidentalidad y de sedentarismo” según los expertos.
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