Un
equipo de científicas de EEUU se planteó como devolver la fertilidad a ratones a los cuales les habían extraído los ovarios, y finalmente decidieron optar por la
impresión 3D para el desarrollo de la estructura ovárica.
Utilizaron como material, la gelatina derivada del colágeno, lo cual
facilitó la integración del nuevo órgano en el interior del organismo. Partiendo del modelo
estructural de los ovarios de los roedores, consiguieron diseñar unas gónadas
femeninas con una geometría determinada, que facilitaba el agarre de los
folículos, conservando su forma esférica. Y finalmente, el estudio culminó con
la aplicación de esta técnica a una decena de ratones hembra. Pocos días
después, pudieron observar un correcto desarrollo de los capilares y de las
hormonas necesarias para la reproducción, como el estradiol y la progesterona.
Y, tras aparearse con machos parieron ratones completamente sanos a los que
pudieron amamantar, por lo tanto llegaron a la conclusión de que dicha estructura
había permitido un funcionamiento normal del proceso reproductor. Fue a partir de
ese momento, cuando comenzaron a cuestionarse una posible aplicación en la especie
humana para dar oportunidades a aquellas mujeres que carecen de capacidad
reproductiva.
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