jueves, 18 de febrero de 2016

EL VALOR DEL BESO


El beso es un símbolo enriquecedor, y beneficioso, que es imprescindible en nuestra  vida.

Jesús de Gándara, jefe de psiquiatría del Complejo Asistencial de Burgos afirma que parte de nuestra felicidad depende de que podamos relacionarnos y los besos son probablemente el símbolo de relación más elaborado y sofisticado que poseemos los seres humanos.

El especialista especifica  la función del beso como erótica, expresiva, de vinculación ya sea familiar o social, de saludo o de respeto, y para detallarla determina que existen tres tipos así como adicción, tranquilizantes y euforizantes.

De Gándara concluye que hay besos de saludo, cuya función es social, familiares, aquellos que certifican nuestro amor hacia un familiar, y eróticos, aquellos que desde el punto de vista del especialista poseen tres significados, afirmación que distingue los humanos del resto de los animales.

Para el doctor, el beso es un instrumento beneficioso, ya que nos ayuda a quemar calorías, a evitar las situaciones de tensión o de disputa, y mejora la comunicación emocional entre las personas.

El fisiólogo deduce que la adicción se obtiene a partir de una tormenta bioquímica que  desencadena el beso en nuestro cerebro y activa sustancias implicadas en el placer y la recompensa : feniletilamina, catecolaminas, oxitocina, dopamina, endorfinas…

A través de los besos compartimos microorganismos. De esta manera se producen contagios de enfermedades víricas o la enfermedad del beso o mononucleosis infecciosa que se deben al virus de Epstein-Barr. Cierto virus se encuentra en la saliva y en la secreción nasal y es transmitido de unos a otros mediante el beso o la tos.

Según semFYC los síntomas relacionados con la mononucleosis son fiebre, dolor de garganta, de cabeza, cansancio, aparición de ganglios en el cuello y en ocasiones inflamación del hígado y el bazo, y la duración de la afección es entre una o cuatro semanas.

Finalmente, de Gándara remata explicando el por qué cerramos los ojos al darnos un beso romántico. Por tanto, destaca que se debe a la situación intensa de emoción que hace que nuestras pupilas se dilaten, y al entrar mucha luz, esa luz nos distorsiona, por ello cerramos los ojos.





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