EL VALOR DEL
BESO
El beso es un
símbolo enriquecedor, y beneficioso, que es imprescindible en nuestra vida.
Jesús de
Gándara, jefe de psiquiatría del Complejo Asistencial de Burgos afirma que
parte de nuestra felicidad depende de que podamos relacionarnos y los besos son
probablemente el símbolo de relación más elaborado y sofisticado que poseemos
los seres humanos.
El
especialista especifica la función del
beso como erótica, expresiva, de vinculación ya sea familiar o social, de
saludo o de respeto, y para detallarla determina que existen tres tipos así
como adicción, tranquilizantes y euforizantes.
De Gándara
concluye que hay besos de saludo, cuya función es social, familiares, aquellos
que certifican nuestro amor hacia un familiar, y eróticos, aquellos que desde
el punto de vista del especialista poseen tres significados, afirmación que
distingue los humanos del resto de los animales.
Para el doctor,
el beso es un instrumento beneficioso, ya que nos ayuda a quemar calorías, a
evitar las situaciones de tensión o de disputa, y mejora la comunicación
emocional entre las personas.
El fisiólogo
deduce que la adicción se obtiene a partir de una tormenta bioquímica que desencadena el beso en nuestro cerebro y
activa sustancias implicadas en el placer y la recompensa : feniletilamina,
catecolaminas, oxitocina, dopamina, endorfinas…
A través de
los besos compartimos microorganismos. De esta manera se producen contagios de
enfermedades víricas o la enfermedad del beso o mononucleosis infecciosa que se
deben al virus de Epstein-Barr. Cierto virus se encuentra en la saliva y en la
secreción nasal y es transmitido de unos a otros mediante el beso o la tos.
Según semFYC
los síntomas relacionados con la mononucleosis son fiebre, dolor de garganta,
de cabeza, cansancio, aparición de ganglios en el cuello y en ocasiones
inflamación del hígado y el bazo, y la duración de la afección es entre una o
cuatro semanas.
Finalmente,
de Gándara remata explicando el por qué cerramos los ojos al darnos un beso
romántico. Por tanto, destaca que se debe a la situación intensa de emoción que
hace que nuestras pupilas se dilaten, y al entrar mucha luz, esa luz nos
distorsiona, por ello cerramos los ojos.
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