Un equipo de científicos de la Universidad Brigham
Young en Estados Unidos ha descubierto que utilizando ADN se pueden
fabricar procesadores más
rápidos y económicos para ordenadores y dispositivos electrónicos.
Para
producir los chips con el
material genético, el ADN se somete a un proceso de plegado
similar al que se lleva a cabo para hacer figuras de papel (origami). De esta forma, los
investigadores aprovechan las propiedades para autoplegarse en un espacio muy
pequeño del ADN, obteniendo estructuras nanométricas que se pueden utilizar
como componentes electrónicos.
Los científicos no han querido conformarse con replicar
las formas planas de los circuitos
bidimensionales tradicionales y
han diseñado una estructura 3D. Tiene forma de tubo y se ha construido
utilizando una base de sustrato de silicio, superponiendo unos componentes
encima de otros y añadiendo otros materiales como partículas de oro.
El principal problema que presenta esta nueva técnica de
producción consiste en que el ADN no conduce bien la electricidad. Para
solucionarlo, los científicos han utilizado el material genético como soporte y
han colocado sobre él otros compuestos conductores.
En la actualidad, los procesadores más pequeños que se producen tienen 14 nanómetros de ancho, un tamaño diez veces mayor que el diámetro de una sola cadena de material genético. Gracias a esta cualidad, el ADN podría ser la clave para la miniaturización de los chips.
En la actualidad, los procesadores más pequeños que se producen tienen 14 nanómetros de ancho, un tamaño diez veces mayor que el diámetro de una sola cadena de material genético. Gracias a esta cualidad, el ADN podría ser la clave para la miniaturización de los chips.
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