Las normas más fáciles podrían dar lugar a avances en el cannabis.
El neurocientífico investigador de alzhéimer, Chuanhai Cao, utiliza ratones para estudiar el efecto
del componente de la marihuana THC, la proteína formadora de placas encontradas
en el cerebro de pacientes con esta enfermedad. Los ratones son un animal
difícil de criar, ya que para experimentar con ellos deben tener una cierta
edad. Un proyecto de Cao, diseñado para ratones de 12 meses, se retrasó
mientras la DEA (Administración para el Control de Drogas) hacia el papeleo que
deben presentar los científicos que investigan con marihuana. Algunos ratones
murieron mientras Cao esperaba para obtener el THC; acabó con pocos y viejos ratones
y ya no servían para experimentar.
Sachin
Patel, profesor de psiquiatría de la Universidad de Vanderbilt que estudia 'el
papel de los cannabinoides endógenos como mediadores de la resistencia de
estrés', ha investigado el cannabis por 15 años, y lo reclasificaría a la Lista
II, donde están los medicamentos que tienen un alto potencial para el abuso.
La
marihuana sigue siendo ilegal en muchos países, pero en otros la han legalizado
para usarla el tratamiento de dolores crónicos o náuseas, por ejemplo. Pero
investigadores como Patel y Cao creen que el cannabis tiene un mayor potencial
en el tratamiento de trastornos, como alzhéimer, cáncer o epilepsia. Aunque la
decisión de la DEA de reclasificar la sustancia no elimine la carga de su
ilegalidad, podría crear una era en la investigación sobre ésta.
Reducir
las restricciones de la DEA podría acelerar el ritmo de investigaciones, que
incluyen el trabajo básico in vitro que hace gente como Cao. También podría
atraer más científicos hacia este tema, expandir las vías de investigación y
hacer menos difícil atraer financiación. Como dice Patel, mientras que los
ensayos clínicos controlados con placebo pueden confirmar las nociones
populares sobre la efectividad de la marihuana para cosas como el dolor y las
náuseas, podrían refutarlas si se enfrenta evidencia anecdótica con ciencia.
Sin esto, no se puede saber. Grinspoon, investigador y escritor sobre la
marihuana, añade que otro resultado es que nuevas investigaciones sin la Lista
I demostrará que la marihuana es un medicamento versátil, no tóxico.
La DEA no
es el único estorbo, también lo es las regulaciones federales, que requieren
que la marihuana utilizada en estudios en los que es ingerida por seres humanos
provenga de una sola fuente: el Centro Nacional de Investigación de Productos
Naturales de la Universidad de Mississippi. Un estudio en la Universidad de
Arizona halló que entre 2008 y 2014 de los $1.400 millones para la
investigación de marihuana, solo $297 millones se gastaron en potenciales usos
médicos; el resto, fue para estudios de abuso y adicción.
Grinspoon
cree que la reclasificación de la DEA podría tener un efecto considerable en
hacer cambiar la forma en que la comunidad médica descubre la marihuana y su
estudio. Dice que la mala educación sobre el cannabis durante las ultimas cinco
décadas ha sido tan completa que va a tomar tiempo, pero que esto arrasara con
uno de los obstáculos. Un resultado posible es que las facultades de
medicina comenzarán a reconocer que deben enseñar sobre el cannabis como un
medicamento.
Clasificada
o no en la Lista III, Cao seguirá investigando sobre esta sustancia.
"Estamos tratando de encontrar terapias para los pacientes con
alzhéimer", dice, "y mi mamá es un paciente con alzhéimer". Si
existe alguna posibilidad de que la marihuana pueda proporcionar un
tratamiento, continuará, sin importarle lo obstáculos.
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