El proyecto que coordina Jaime Urrutia Fucugauchi
en México hace referencia a uno de los acontecimientos
más importante de la Historia de la Tierra: la caída del asteroide
que extinguió a los dinosaurios. La violencia del impacto ha sido
comparada con la de mil millones de bombas atómicas.
El viernes 8 de abril comenzó la perforación del
lecho del Golfo de México en una plataforma instalada 30 kilómetros mar
adentro. Es la primera vez que se investiga el área marina del cráter
Chicxulub, el boquete de 180 kilómetros de diámetro provocado hace 66 millones
de años por el impacto. El área terrestre ha sido analizada durante las
últimas tres décadas. La submarina no, por el esfuerzo técnico y financiero que
acarreaba pero ahora gracias al ECORD se está franqueando esa
barrera.
Existen tres objetivos principales:
1.
Descubrir cómo se forman los anillos de picos, estructura característica de los
cráteres, después del impacto de un asteroide o de un cometa.
2. Saber qué clase de actividad
hidrotérmica se generó en el cráter después del cataclismo y cuáles fueron las
condiciones para el regreso de la vida microbiológica.
3. Conocer cuánto tardó el
océano en recuperar su estado normal
Mientras tanto otros asteroides circulan por el Universo, pero la NASA y la Agencia Espacial Europea los vigilan. La NASA ha detectado unos 12.000 objetos amenazantes, 1.500 con teóricos riesgos potenciales.
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