España es el segundo país más ruidoso del
mundo según un ranking de la OMS. Por detrás de Japón, somos unos 9 millones de
españoles los que estamos expuestos a niveles de sonido superiores a los que
establece la OMS como máximo (sobrepasan los 65 decibelios). El ruido es la
segunda causa de enfermedad por motivos medioambientales.
Un último informe presentado a finales del año pasado
por el Observatorio Salud y Medio Ambiente DKV Seguros-GAES dice que el exceso
continuado de decibelios incrementa un 6,6% la mortalidad por causas
cardiovasculares en mayores de 65 años. El ruido, además de la pérdida de
audición, aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, problemas
psicológicos, insomnio y un desarrollo cognitivo más lento en los niños.
Los causantes típicos de problemas de
audición son el uso de reproductores de música con auriculares a volúmenes
elevados, mucho ruido en los bares, el estruendo del tráfico,etc. Un
otorrinolaringólogo de Valladolid dice así: "las células neurosensoriales
del oído interno presentan cambios metabólicos y llegan a desaparecer cuando se
encuentran sometidas a sobreestímulos acústicos".
El corazón es el más perjudicado por la
contaminación acústica, un exceso de ruido diario aumenta el riesgo de
hipertensión, angina de pecho o infarto de miocardio. Es decir, el organismo
activa las hormonas nerviosas, provoca un aumento de la tensión arterial,
frecuencia cardiaca y la sangre se vuelve más espesa.
Está comprobado que el ruido por la noche
es dañino y a la hora de trabajar aumenta el riesgo de errores, distracción y,
sobre todo en los niños, provoca trastornos de aprendizaje, la memoria y la
motivación. Un estudio estima que cada año se pierden en Europa 45.000 años de
vida saludable por el deterioro cognitivo que el ruido ambiental causa en
niños.
¿Qué podemos hacer para evitar estos efectos? Bajar el volumen de la televisión y de los cascos, y sobre todo, aplicar las medidas de prevención en las administraciones.
Enlace: http://www.elmundo.es/salud/2016/04/27/571f7504e2704ed1208b4585.html
¿Qué podemos hacer para evitar estos efectos? Bajar el volumen de la televisión y de los cascos, y sobre todo, aplicar las medidas de prevención en las administraciones.
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